
La ‘startup’ Giideba Salud aporta innovación textil a la prevención de escaras en pacientes que deben permanecer largos periodos de tiempo en cama
Quienes atienden a enfermos que deben estar en mucho tiempo en cama saben hasta qué punto pueden las escaras complicar aún más la situación. Estas llagas -o úlceras de decúbito- aparecen debido a la presión constante que el peso del propio cuerpo ejerce en una protuberancia ósea -normalmente en omóplatos, coxis, codos y talones- si se permanece tumbado y sin variar de postura mucho tiempo. Esta presión ocasiona que los vasos sanguíneos y los tejidos queden oprimidos, lo que dificulta el riego sanguíneo hasta el punto de causar la necrosis de las células. La mejor forma de evitar su aparición es con una buena higiene y, sobre todo, cambiando al enfermo frecuentemente de posición, lo que no siempre es posible. Un problema que la ‘startup’ Giideba Salud propone aliviar con una innovación textil.
La empresa está fundada por Natalia Andrea Romero, diseñadora especializada en tecnologías textiles que trabajaba en un laboratorio realizando el control de calidad de fibras naturales al tiempo que, por su cuenta, investigaba las propiedades de algunas de ellas. Concretamente, experimentaba con tejidos realizados a partir de lana de oveja merina, aunque no tenía muy claro dónde aplicar lo aprendido hasta que su madre, enfermera especializada en cuidados paliativos, le comentó como las escaras y las complicaciones derivadas de su aparición suponían un problema para quienes debían pasar mucho tiempo en cama.
Un gran dolor de cabeza
«Son un gran dolor de cabeza -le dijo-. Hay más de 250 productos para tratarlas pero apenas cinco para evitarlas y tampoco son muy eficientes». Aquel comentario le hizo pensar en las posibles aplicaciones sanitarias del textil en el que trabajaba y su uso como apósito para evitar la aparición de estas llagas. «La lana regula la temperatura del cuerpo y tiene una excelente capacidad de absorción de la transpiración al tiempo que deja respirar la piel y es hipoalergénica. Por otra parte, hay tipos y tipos; la que usamos nosotros absorbe humedad hasta el 50% de su peso sin percibirse mojada, además de que es muy fina y suave, así que no pica. También puede ‘moldearse’ para que los apósitos que hagamos con ella tengan una forma ergonómica ajustada a la parte del cuerpo donde se coloque, lo que permite repartir mejor el peso. Durante tres años lo hemos probado en un total de cien pacientes y ninguno de ellos tuvo escaras, así que me decidí a escalarlo», explica Romero.
El resultado son unos apósitos lavables -se pueden reutilizar hasta 16 veces- de un tamaño ajustado a cada necesidad que se coloca sin adhesivo de ningún tipo en contacto directo con la piel en las partes del cuerpo donde más frecuentemente aparecen las úlceras de decúbito. Además, en función de su uso y de la transpiración del paciente podrían emplearse hasta 72 horas seguidas. «Los colocados en el coxis hay que cambiarlos con más frecuencia, pero, tras asear al paciente, en los omóplatos, codos y talones muchas veces podremos volver a poner el mismo apósito que ya se estaba usando. Además de que resulte efectivo, hemos tratado de que sea muy simple, porque en muchas ocasiones las personas que cuidan a estos enfermos son familiares sin una formación específica y, además, todo lo que se añada sin ser realmente imprescindible encarecería el producto», explica su creadora, quien también destaca que como no tienen ningún componente sintético, si tras su último uso también se lavan, se pueden desechar como un residuo orgánico ya que son totalmente biodegradables.
Mejorar la cicatrización
Por otra parte, la firma también ha desarrollado otros apósitos que incorporan nanopartículas de plata y zinc que ayudan a la cicatrización. «Mientras investigamos, vimos que en la mayoría de los casos los cuidadores no habían podido prevenir la aparición de las escaras y lo que necesitaban era tratamiento, una solución que les permitiera acelerar el proceso de curación. Incluso con el tratamiento adecuado, una herida abierta puede tardar meses en cerrarse con el consecuente riesgo de infección. El zinc y la plata pueden mejorar esos tiempos para que, una vez curada la herida, pasen a la prevención, que es donde nosotros queremos poner el foco», señala Romero
Giideba ya ha empezado la fabricación de los apósitos en su sede del Centro de Desarrollo Empresarial de la Margen Izquierda BIC Bizkaia Ezkerraldea, una labor para la que ha preparado a tres trabajadores con trastornos del espectro autista. La firma es una de las empresas que presentará su proyecto los días 15 y 16 en el Palacio Euskalduna durante la celebración de B-Venture, el foro de ‘startups’ organizado por EL CORREO que este año cumple su novena edición con el patrocinio del Departamento de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad del Gobierno vasco, la agencia de desarrollo SPRI, la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao, entidades a las que se unen como colabores BStartup de Banco Sabadell, BBK, Laboral Kutxa, CaixaBank, Banco Santander y la Universidad de Deusto.
Colchonetas que imitan el movimiento
Innovaciones como los apósitos desarrollados por Giideba pueden ser una gran solución para evitar la aparición de escaras, pero lo más efectivo será siempre el movimiento. Una realidad que ha llevado a la firma ha desarrollar un dispositivo de estimulación musculoesquelética que simula ese movimiento. «Es una especie de colchoneta en la que una serie de micromotores producen un efecto de olas programadas en función de la necesidad de cada caso, lo que ayuda no solo a evitar la formación de úlceras por presión sino también posibles trombosis venosas», adelanta Natalia Andrea Romero.

Giideba
Desarrollo de apósitos de fibras naturales para la prevención y el cuidado de las úlceras de decúbito.